E.T.: ¡Mi pollo...! ¡Mi carretera...! Qué lástima... casi treinta años después sigo siendo igual de imbécil. Y continúo siendo marciano, porque no me quieren dar los papeles. ¡Qué asco de planeta! ¿Dónde se ha metido la niña drogadicta que tanto me quería?
CRISTO: Aquí no cruza la carretera ni Dios. Lo siento, pollo.
EL POLLO: ¡Vete al infierno!
CRISTO: ¡Huy, lo que me ha dicho el pollo desgraciado este!
Padre: perdónalo porque no sabe lo que cacarea.
JESÚS DE NAZARET: Aquel pollo que no cruce la carretera no podrá ser considerado mi discípulo. Pues pollos: en verdad, en verdad os digo que cruzar la carretera os hará liebres... digo libres.